Cold War: Amor volátil



Abordar el amor a través de la ficción, da la posibilidad a pensar en historias intensas, con personajes frenéticos y con finales desvastadorsmente poéticos y desgarradores. 

Cold War (2018) fue dirigida por Pawel Palikowski, quien se inspiró en sus padres para crear a los protagonistas. El director polaco describió a sus padres como "los personajes dramáticos mas interesantes, fuertes, hermosas personas, pero, como pareja, eran un desastre". 



En los albores de la posguerra, cuando la URSS conquistó parte de Europa, y había fe en el socialismo, y Stalin controlaba gran parte de Europa, es el contexto dónde ocurre esta historia. 



Zula es una chica encantadora, pero, desde la primera secuencia -una audición de canto- notamos su astucia y lo maquiavelica. Wiktor es un músico, rebelde, disidente, y cuando ve a Zula, su mirada se queda fijamente en ella, como una obsesión, y aunque conoce el oscuro pasado - Zula asesinó a su padre. 

Desde los primeros encuentras de Zula y Wiktor, vemos desatada la pasión, el miedo, desconfianza, dependencia, intensidad, y a veces odio. El contexto de político solo complica este romance, y rompe con la idea del amor ideal, ese amor que puede con todo. 



Se aferran aunque saben que su química terminará con la peor reacción posible. Se insultan, se agreden, pero no pueden estar separados. 

Estos amantes autodestructivos -y destructivos el uno al otro- tienen la voluntad de seguir su amor fou, lo que los llevará a un desenlace trágico, lo cual evoca un romanticismo puro, en dónde la muerte se convierte en la única forma de estar juntos. 



Está idea es contraria a las narrativas dominantes del amor. Desde hace más de un siglo, Hollywood se encargó de construir ficciones formulaicas como el "chico conce chica", una de las recetas infalibles que todavía reina en las películas de romance. 

Palikowski no es completamente ajeno a occidente. Nació en Polonia y en su adolescencia se mudó a  Inglaterra. De su corta filmografía destacan Last Resort (2000), My summer of love (2004), y Ida (2014), película con la que Pawel regresó a Polonia.



Este sincretismo cultural probablemente es el motivo por el cual Cold War describe los claroscuros de enamorarse. En apariencia vemos a una pareja que supera las adversidades para estar juntos, algo característico del cine hollywoodense, pero las contradicciones de los personajes y la crudeza de las situaciones son harenecia del cine polaco.

Cold War aborda el amor desde una incómoda verosimilitud, no idealiza. La Guerra Fría se convierte en un piso donde se tambalea esta pareja tóxica, y al igual que la tensión política de los dos bloques, en cualquier momento pueden explotar y contaminar con la radiación  de su codependencia.





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